¿Qué ocurre en el cerebro cuando meditamos?

¿Qué ocurre en el cerebro cuando meditamos?

cerebro cuando meditamos

Seguro que has escuchado lo bueno que es meditar, pero ¿qué ocurre en el cerebro cuando meditamos?

Las conexiones neuronales tienen mucho de lo que beneficiarse respecto a la práctica de la meditación. En este artículo te lo explicamos y para ello debemos entender en primer lugar qué es meditar.

 

Esto es lo que pasa en el cerebro cuando meditamos

Existe la creencia de que meditar es dejar la mente blanco, cuando realmente eso es imposible. Nuestra mente no puede detenerse como si fuera un aparato que apagamos o encendemos a nuestro antojo. 

La función de la mente es pensar, por lo que la meditación está muy lejos de ser algo parecido a no pensar en nada.

En los últimos años, la meditación ha pasado a conquistar occidente, pero en oriente lleva siglos practicándose. 

La meditación es un entrenamiento mental que, en esencia, nada tiene que ver con lo místico ni lo elevado y que resulta muy beneficioso para la vida diaria, laboral, personal…

 

¿Qué es la meditación entonces?

Es una práctica para entrenar la mente y así lograr un mayor grado de:

  • Relajación
  • Conexión con el momento presente
  • Concentración
  • Bienestar mental y físico

Meditar no deja de ser concentrarse en algo específico, en lugar de atender a los miles de estímulos que nos rodean.

Cuando meditamos, acude a nuestra mente un bombardeo de pensamientos. Esto es normal, es lo que tiene que suceder, es lo que la mente hace. Gracias a la práctica de la meditación, entrenamos a nuestro cerebro para que no se detenga en esos pensamientos y los deje pasar, volviendo siempre a aquello en lo que estamos intentando concentrarnos.

Hay muchos tipos de meditación y muchas herramientas en los que concentrarse como por ejemplo:

  • Repetir un mantra
  • Centrar la atención en la respiración
  • Concentrarse en un sonido o una canción

 

¿Qué hace la meditación en nuestro cerebro?

Numerosos estudios científicos han comprobado que la práctica regular de meditación puede modificar los circuitos cerebrales, es decir: 

  • Meditar fortalece las conexiones neuronales.
  • También puede producirse un aumento del volumen y la densidad del hipocampo, estructura que está muy relacionada con la memoria.
  • Por otro lado, se refuerzan estructuras y conexiones que están involucradas con la atención y la concentración.

La divagación mental nos provoca malestar, nos hace infelices. Esto ocurre porque mientras divagamos no estamos realmente presentes en el momento que estamos viviendo. 

Meditar reduce significativamente la activación cerebral en las áreas en las que se produce dicha divagación. Y lo mejor de todo esto es que las investigaciones muestran que no hace falta pasar horas meditando: si lo hacemos durante 10 minutos al día, ya estaremos obteniendo sus beneficios.

Meditar cambia los patrones de nuestro cerebro, nos entrena para estar más presentes. Además, muchos estudios han demostrado que también se producen mejoras físicas en:

  • La función inmune
  • Los marcadores de envejecimiento

 

Así es como puedes comenzar a meditar

No necesitas irte una semana a un retiro en las montañas, ni siquiera necesitas apartarte en un rincón silencioso de tu casa. Meditar es algo que podemos hacer en el día a día en gestos muy sencillos.

Hay una forma muy sencilla de meditación que todos podemos poner en práctica cada jornada. No requiere un lugar tranquilo, ni silencio, ni siquiera que cierres los ojos. Lo único que necesitas para comenzar a meditar es comer. 

Sí, comer. Cuando te dispongas a comer, concéntrate en lo que estás haciendo y en el alimento en sí. Cuál es su olor, textura, cómo cambia cuando la metemos en la boca y la masticamos, cuando se ablanda, cuando tragas… Este mismo ejercicio puede practicarse mientras nos lavamos los dientes o fregamos los platos. 

Se trata de concentrarnos solo en esa tarea y, cuando los pensamientos nos invadan, dejarlos pasar… No nos enfocamos en la lista de la compra, en lo que nos queda por hacer o en aquello que hicimos hace muchos años. Imaginamos esos pensamientos como nubes que van pasando y entrenamos nuestra mente para volver a la tarea en la que estamos concentrándonos.

Como ves, meditar es una transformación que requiere práctica, como cualquier otro entrenamiento, y que llena de beneficios nuestro cerebro cuando meditamos. ¿Te animas a empezar?