Psicología y coronavirus: ¿cómo manejar nuestras emociones?

Psicología y coronavirus: ¿cómo manejar nuestras emociones?

Psicología y coronavirus

La relación entre psicología y coronavirus es clara y estrecha. Afrontar estos duros momentos que nos ha tocado vivir no siempre en sencillo y son muchas las personas que buscan ayuda para poder afrontarlos de la forma más correcta y sana para nuestra salud mental.

Hace ya unos meses, en pleno aislamiento por la pandemia, ya os ofrecimos recomendaciones interesantes para afrontar el coronavirus desde la psicología. En esta ocasión, nos vamos a centrar en la forma más correcta de manejar nuestras emociones, así como los bruscos cambios de ánimo que podemos padecer. ¿Preparados? ¡Pues comenzamos!

Lo primero que tenemos que tener presente es que las dificultades que afrontamos durante el aislamiento, la desescalada y actualmente son muchas y variadas, Desde la separación con nuestra familia y amigos, la pérdida de empleo, la falta de actividad física hasta el luto de haber perdido a algún ser querido. Por todo ello, decimos que psicología y coronavirus están estrechamente ligados.

Uno de los principales problemas de la actualidad son los episodios de ansiedad que pueden aparecer en cualquier momento, pero especialmente en las madrugadas y por las noches. El desencadenante normal de este inconveniente son pensamientos de miedo o preocupación ante el futuro. Algunos de los síntomas más habituales suelen ser taquicardias, presión en el pecho o dificultades para respirar.

¿Cómo manejar la ansiedad? Hay que plantear alternativas y opciones para tomar el control de estas situaciones. Lo fundamental es fijar la atención en la superación y no quedarnos anclados en la queja.

Otro de los aspectos en los que se fija la psicología y coronavirus es con episodios de lloro, más habituales de los que podríamos creer. Hemos de ser consciente que, en ocasiones, los retos del día a día nos provocan miedos o expectativas de fracaso, lo que hace que nos sintamos mal con nosotros mismos. Es importante bajar nuestras expectativas sin llegar a abandonar por completo nuestros objetivos. Coger un camino diferente, aunque sea más largo.

¿Y qué hacer ante la distancia con otros seres queridos, como pueden ser padres o una pareja? Este es un caso que es muy habitual y que está afectando a un gran número de personas. No poder estar a su lado, sentirlos cerca o, directamente, abrazarlos. Esta situación genera malestar e indefensión. Para solucionarlo, hay que centrarse en el presente sin anticipar el futuro.